Conversando abiertamente con mis alumnos de penúltimo año de arquitectura, me entero que uno de sus más grandes temores al egresar es el de no encontrar un trabajo que de inicio cumpla con dos premisas básicas: estabilidad y sana remuneración, o bien -y en el caso de no lograr solventar dichos beneficios como empleados- pasar a un temor aún mayor que es saltar al vació y comenzar la aventura del freelancer.
Sobre esta segunda opción y a razón de sus charlas con otros colegas que ya ejercen el oficio, los chicos intuyen que la única manera de mantener a flote una oficina de arquitectura es haciendo de todo: proyecto, construcción, valuación, peritaje, maquetas y hasta impresiones de planos.
¿Y sabe qué'?, a lo largo de mi trayectoria de casi veinte años trabajando en esto me he dado cuenta de que no hay trampa más peligrosa que el pensar que al promocionándose como “todólogo” se habrá eventualmente de acaparar mucho trabajo. Es más, me atrevo a decir que no hay nada más lejano de la realidad que esa creencia.
Si revisamos otras profesiones similares a la nuestra por antigüedad y sentido humano como la medicina, difícilmente habremos de sentirnos seguros en manos de un doctor que se anuncie como “médico general, cirujano partero, cardiólogo, psiquiatra, ginecólogo, pediatra, gastroenterólogo, y lector de tarót”.
Ahora bien, si usted hace en este momento el ejercicio de buscar páginas web de arquitectos en México, incluso en diversas ciudades de escalas diferentes, encontrará que la gran mayoría cae en tal telaraña. Verá que, de manera inocentemente soberbia, las plataformas web de muchos profesionales del campo exhiben largos listados de las actividades y rubros que orgullosamente (creen que) dominan.
Intentando cambiar la percepción de mis estudiantes, les platico que la forma más eficaz de acaparar un segmento importante de clientes es especializándose en algo, y buscando ser el más preparado en el tema.
Apenas me escuchan aclararlo, dejándoles como ejemplo el trabajo que hacemos en STVX
-donde solamente diseñamos, delegando la construcción, la administración de obra y la gestión y tramites a otros colegas que lo saben hacer mejor que nosotros, y por tanto conformando equipos con ellos-,
las sonrisas vuelven a sus rostros.
Los tiempos de los genios solitarios, les transmito a estas jóvenes promesas, han quedado ya muy atrás.
Alberto Sánchez López / Arquitecto & Partner STVX