La cocina: El centro del universo.

Seguro todos nosotros recordamos (y quizá aún habitamos) casas y departamentos donde la cocina se concptualizó desde sus primeros trazos a lápiz como un espacio de servicio, a razón de resolverse como un habitáculo aislado, apenas conectado con el resto de la casa por medio de una puerta de carpintería con doble abatimiento para facilitar traslados con manos ocupadas, y una ventanilla redonda a la altura de las miradas de los esclavos que ahí laboraban preparando y sirviendo alimentos.

En otros tiempos la actividad de cocinar era exclusiva de las mujeres por decreto cultural, y la cocina era un espacio considerado solo para ellas y para la servidumbre (que en ambos casos por desgracia resultaba ser lo mismo).

En otros tiempos la actividad de cocinar era exclusiva de las mujeres por decreto cultural, y la cocina era un espacio considerado solo para ellas y para la servidumbre (que en ambos casos por desgracia resultaba ser lo mismo).

Es más, aún recuerdo que en mis tiempos de estudiante -allá por finales de los 90´s- en ejercicios de layout y zonificación los profesores de proyectos de aquellos entonces aseveraban que la cocina debiera ser empaquetada “siempre” en el bloque de servicios, aquilatando aún aquel paradigma sexista.

Hoy en día, apenas veinte años después, la cosmovisión alrededor de este componente del hogar ha cambiado radicalmente.

En estos tiempos la cocina es el centro del universo familiar. Ahí se preparan los alimentos con la participación democrática y organizada de todos los miembros, dejando en el olvido la tradición matriarcal. Es más, en nuestras cocinas contemporáneas aquel que cocina es tomado como el gran anfitrión y líder de las decisiones del momento, sea éste el padre, la madre, el hijo o la hija.

El acto de cocinar en casa se ha democratizado, al grado de asignar mayor importancia social a aquel que realiza la actividad.

El acto de cocinar en casa se ha democratizado, al grado de asignar mayor importancia social a aquel que realiza la actividad.

En la cocina además recibimos a nuestras visitas sin pudor alguno, incluso para sugerirles que apoyen en el ritual de preparación como acto de integración social. Además de ello, este espacio nuclear es el centro político familiar, donde se llevan a cabo las conversaciones de trascendencia y de toma de decisiones que incumben a todos los miembros.

Tanta importancia ha tomado la cocina en la arquitectura residencial de todos niveles, que en el último medio siglo han proliferado compañías fabricantes de mobiliario y equipo especializado para tales efectos. Hoy en día la cocina integral de una casa resulta no solo el equipamiento más sofisticado en tecnología, sino también el ámbito compositivo de mayor énfasis y distinción. Tal es el caso, que una de estas carpinterías puede llegar a acaparar hasta un 30% del costo total de la construcción.

A causa de todo lo anterior, debemos asumir que la cocina es el espacio que más ha sufrido una metamorfosis en cuanto al programa de necesidades que una casa precisa, así como en su significado social. Y es por esto que debe tomarse como el centro del universo familiar a la hora de diseñar una casa contemporánea.

Alberto Sánchez López / Arquitecto & Partner STVX